Leí por ahí en algún blog que este 2022 es el año en el que Jupiter regresa de Acuario a Piscis. Soy Piscis. Este año es el año de la voluntad. El año en el que la voluntad, la fuerza del rayo, el dios más etrusco que romano o griego, nos lleva a la ira, a la fuerza de la masculinidad, el dios que parte bosques, el numero 22 que no es mas que la repetición de la repetición. ¿cómo logró el pequeño hijo de Saturno escapar de su muerte? Cronos, se come a sus hijos. Es la ansiedad. El tiempo que se come al fruto del tiempo. Este próximo año es la sobrevivencia de la ansiedad. El Zeus, la fuerza de voluntad que se impone a la ansiedad del paso del tiempo. Que lo envenena dulce y suavemente. Es el dos. El segundo. El segundo que no es minuto. El tiempo que no es tiempo. El piscis, el signo remoto y auténtico. La fuerza de la lejanía, de la tensión entre el cielo y la tierra. Piscis es siempre búsqueda. Siempre encuentro. Siempre encuentro fugaz y rayo. Rasho dirían mis amigues argentes. Los hijos del río de la Plata, del sur, del sur al que nos visita hoy, por primera vez, el dios. Zeus, el dios que baja, que viene, que transforma, que confunde. El dios que penetra y que trastoca. El dios que mueve, que quema. Nada sabemos del 2022. Solo que hay un dos y otros dos doces. Y el dos es la repetición del uno. Del uno que es el tiempo. El Zeus, el Jupiter que se repite. La única forma de vencer la ansiedad es aceptándola. La única forma de vencer al tiempo es perdiéndolo. ¿Quiere usted ser libre? Vuélvase esclavo. Acepte la paradoja. El dos. Es el tiempo en el que el vino surgirá. Dionisio, el hijo de Perséfone y Zeus, la diosa del inframundo, la que logró finalmente convencer a Hades, la que logra traspasar, (buena hija de Zeus) a los territorios de lo desconocido y que al mezclarse con esta fuerza arrolladora, descontrolada, puede generar a uno de los dioses más socorridos. Un trago, por favor. Por Dionisio. Estamos entonces listos para recibir la fuerza de Júpiter, el planeta mayor. El dios del Olimpo. Los griegos pensaban que los dioses eran las emociones humanas. O al menos eso me permite mi corta interpretación. Y mi interpretación me dice que este año, después de tanta ansiedad, viene la voluntad. El volver a la tierra. El rayo que baja. El LIBRIS FULGURALIS de mi brazo que nos indica los caminos, inexorables del rayo y de la luz, pero una luz que aterriza en el bosque para fecundarlo.
Ave Zeus. Dios con nosotros. Aleluya. La luz nos vista este 2022. Y si usted es piscis, como un servidor. Espere recibir los favores de su dios. Lo que ha dado por la comunidad (Acuario) serán los triunfos que lo colocarán en el centro del Olimpo. Y las tempestades (Calibán, Próspero, Ariel) serán una constante. Si algo tiene Zeus es impertinencia (el autocorrector cambio impermanencia por impertinencia y decidí dejarlo así)
Que el rayo nos acompañe.
PD. Y que su hijo Narciso (mi novela) encuentre una casa para ser publicada.
Somos los hijos de la luz. Los bastardos del rasho. Como diría Camila Sosa Villada "Soy negra y junto al fuego es que relumbro". Que aquellos que hemos sobrevivido a la ansiedad, (Conos, el tiempo que se come a sus hijos) seamos capaces de relucir con el rayo.
Imagen: Nacimiento de Atenas (Penn Museum) Zeus sentado al trono contemplando el nacimiento de su hija Atenas (sentada en sus muslos), acompañado de Hera (su esposa) de Apollo (su hermano, con cítara) Niké (junto a Zeus) y Ares con su perrito.
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