Espíritu santo
- Carlos José Pérez Sámano
- 11 jul 2018
- 1 Min. de lectura
Hoy le pegué a una paloma con una lata de refresco. Eructé en voz alta en la cafetería del Cubo. Le dije a alguien: “Espero algún día decepcionarte”. Toqué Ukulele mal. Le vi el culo a una chava bien bonita. Ella se dio cuenta y me sonrió. Hoy no intenté convencer a nadie de nada. Como siempre. Y ayudé a más de ocho personas en menos de dos horas. Y sentí que hice mucho. Resolver pedos. Hacer llamadas. Decidir rápido y seguro. Como si fuera un gran ejecutivo. Pero no lo soy. Soy un gran pendejo. Pero nadie paga por eso. Hoy les dije a cuatro chavas “que se pudran en el infierno” porque no me hicieron caso para ir de misiones. Pero conseguí 26 interesados. Hoy le cancelé a mi psicóloga. Pero lo más importante es que le pegué a una paloma en el pecho con una lata de aluminio, porque ya no me importa nada, porque ya no creo en el amor. Amén.
Comments